ELENA G. SEVILLANO – Madrid – 20/10/2008
Una operación que tenía que durar 20 minutos se prolongó casi cuatro horas. «Imagínese la angustia», recuerda el marido de G. Cuando les dijeron que había un feto vivo de casi cinco meses no podían creérselo. «Le dije a la enfermera que no podía ser, que se estaba equivocando de paciente», relata G. Pero era ella. Iba a ser madre otra vez. Se hicieron a la idea. «Era mi hijo. Hubiera querido tener ese bebé. La decisión de seguir adelante era mía», se lamenta.
Parto en la habitación
Al día siguiente de la operación, los padres, preocupados porque G. sangraba por la vagina y nadie parecía ocuparse del feto, pidieron una ecografía. El resultado: no había latido. Le administraron medicación para provocar un parto y expulsar el feto, según recoge la denuncia que la pareja presentó en el Juzgado de Instrucción número 5 de Alcalá. Aseguran que el parto se produjo en la habitación.
«Mi vida corrió peligro porque perdí mucha sangre. Ahora tengo 22 grapas desde el ombligo hasta el pubis», detalla G. Asegura que no pasa ni un día en que no piense en lo que sucedió. Ella y su marido están decididos a seguir adelante. «Ha sido muy doloroso. Lo denuncio para que ninguna mujer pase por esto». Su caso está en manos de uno de los abogados de la asociación El Defensor del Paciente, que ha remitido una carta a la Consejería de Sanidad para pedir una investigación.
Este periódico intentó sin éxito obtener la versión del hospital Príncipe de Asturias, que se enfrenta a otra denuncia, la de un joven de 33 años que murió la semana pasada al perforarle un pulmón durante una operación.
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