Tribuna. Ética y ‘bebés medicamento’

En la creación de los bebés medicamento no se tiene en cuenta el valor personal de los embriones que intervienen.
Gloria María Tomás y Garrido 23/10/2008
Se denominan bebés medicamento los niños concebidos con el propósito de que sean donantes compatibles para salvar, por ejemplo, mediante un trasplante medular, a un hermano que sufre una enfermedad congénita inmunitaria.

Son bebés medicamento porque la finalidad primaria en su concepción es utilizarlos en pro del hermano enfermo, y no quererlos por sí mismos, como exige la dignidad de todo ser humano.

Estos bebés serían sometidos a un grave ensañamiento, puesto que la posibilidad de seleccionar exige múltiples hermanos, lo que supone partir varios óvulos necesariamente más inmaduros.

El hijo que se genere por la fecundación de dichos óvulos probablemente tendrá enfermedades ligadas a la llamada impronta parenteral, por ahora sin solución.

El primer niño seleccionado de este modo nació en Estados Unidos en 2000. Desde entonces ha proliferado la técnica en distintos centros sanitarios de todo el mundo y en 2008 ha llegado a España.

En la creación de estos bebés no se considera el valor personal de los embriones que intervienen.

No se puede ignorar que un embrión humano, resultado de la unión de un óvulo y un espermatozoide, es el primer estadio que existe de la vida humana.

Características del embrión
Entre las características que definen al embrión humano se encuentran las siguientes: su desarrollo es un proceso homogéneo, sin fisuras; es una vida autónoma, aunque tiene una dependencia extrínseca, al igual que ocurre con el recién nacido, el adulto o el anciano.

Por último, el embrión posee la estructura cromosómica individual específica de un nuevo ser humano. Por lo tanto, el comportamiento ante un embrión es considerarlo lo que es: persona.


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