Natalia López Moratalla: «Me inquieta que el Comité Nacional de Bioética siga el dictado del Gobierno»

La presidenta de la Asociación Española de Bioética (AEBI), reivindica el papel de estas entidades deben tener en el debate social de las cuestiones éticas del momento. Considera que en el Comité Nacional de Bioética no están representados todos los agentes implicados y le preocupa que sus dictámenes sigan el dictado del Gobierno.

Marta Esteban24/06/2008

La promoción de estudios sobre valores éticos en la investigación y la formación a la opinión pública sobre cuestiones de bioética son algunos objetivos de la Asociación Española de Bioética y Ética Médica. En una entrevista concedida a Diario Médico, su presidenta, Natalia López Moratalla, analiza las retos de los próximos años.

¿Qué papel deben jugar las asociaciones de bioética en la discusión social de los temas éticos?
-Por un lado, tienen que aportar un verdadero diálogo dentro del debate ético-jurídico sobre cuestiones que afectan a la ciencia de la vida. Podemos hacer juicios éticos desinteresados. Además, estas asociaciones deberían realizar una divulgación de los problemas, liberados de presiones ideológicas y de intereses meramente económicos.

¿Qué rol tiene que desempeñar el Comité Nacional de Bioética?
-Un comité nacional tiene un papel más puntual que las asociaciones de bioética, pero parece evidente que para ser creíble debe ser neutral. Lo sensato es que tuviera una comunicación fluida con los asociaciones de bioética y con observatorios que se dedican al estudio de temas específicos.

¿Qué le parece su composición?
-Los miembros han sido nombrados mayoritariamente por el Gobierno y las comunidades autónomas, por lo que la mayor parte tiene compromisos políticos y en muchos casos un pensamiento único. Es preocupante que pueda pasar lo que razonablemente se teme: que siga el dictado de lo que el Gobierno quiere en cada momento.

¿Cree que en dicho comité están representados todos agentes implicados en las cuestiones éticas que se van a debatir?
-Es curioso que sólo haya un miembro propuesto por las diversas asociaciones de bioética. No creo que estén representados todos los agentes implicados. Confío en que haya una reflexión y un diálogo abierto con todos, y en primer término con quienes no son deudores de una ideología.

Algunos partidos políticos han pedido la creación de una comisión para analizar una posible ampliación del aborto.
-La ampliación de la ley hasta la despenalización total del aborto es un compromiso político anunciado, pero a estas alturas del conocimiento científico es obvio que no se va a discutir si se trata o no de una vida humana. Legalmente, el nasciturus es un bien protegido. Sin embargo, creo que el debate está en la esfera política, dada la falta de rigor en el cumplimiento de la ley. El grave peligro para la vida o salud física o psíquica de la madre se ha convertido en un atajo para el aborto libre, pues a él se acogen el 97 por ciento de las embarazadas que desean abortar.

¿Cree que el Gobierno pretende regular la eutanasia?
-Sí, y el terreno ya se empezó a preparar en la anterior legislatura. Las asociaciones de bioética deben tener aquí voz, pues hay una desinformación muy fuerte en dos aspectos claves. A veces los cuidados paliativos se consideran cataplasmas y se desconoce la profundidad de los actos médicos. Por otra parte, en ocasiones hay una mala práctica médica traducida en un abuso de medios inútiles para la salud, dadas las circunstancias del enfermo. Estos dos aspectos bien orquestados por las asociaciones proeutanasia, dejan en el imaginario de muchas personas la idea del derecho a dejar morir en paz, traducido en una ayuda al suicidio cuando el paciente decida que su vida no merece la pena vivirse.
Una buena y humana relación médico-paciente permitiría una auténtica medicina del final de la vida: el justo medio entre esos dos extremos que son el encarnizamiento terapéutico (lo inútil) y la muerte provocada como un supuesto deber porque la vida resulta costosa y desamparada (lo desesperanzado).

De células embrionarias y ley de plazos
La Ley de Investigación Biomédica, que va a cumplir un año desde su promulgación, establece el uso preferente de las células embrionarias para el avance científico. Natalia López Moratalla no habla de esta cuestión sólo como presidenta de la Asociación Española de Bioética, sino también como catedrática de Bioquímica. «El camino de la investigación en medicina regenerativa con células embrionarias ya es pasado y pasará a la historia como una curiosa nota a pie de página. Carece de racionalidad científica plantearse curar a unos destruyendo a otros. Es un error promocionar una investigación equivocada». En cuanto a la posible aprobación de una ley de plazos en el aborto, López Moratalla considera que «no encaja en la Constitución». Es más, «la situación del aborto en España plantea la necesaria información transparente, pues la reflexión racional exige conocimiento, y hoy no lo hay».

http://www.diariomedico.com/edicion/diario_medico/mi_dm/biotecnologia/actualidad/es/desarrollo/1138162_04.html


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