Asimismo calificó el aborto como un «acto intrínsicamente malo que viola muy gravemente la dignidad de un ser humano inocente, quitándole la vida. Una sociedad que no asegura la vida de los no nacidos es una sociedad que vive en una seria violencia interna».
El portavoz de los obispos abogó «por reaccionar ante la propaganda que presenta el aborto engañosamente como una intervención quirúrgica o farmacológica más, higiénica y segura» y afirmó que el aborto «hiere gravemente la dignidad de quienes lo cometen, dejando profundos traumas psicológicos y morales».
Excomunión
Martínez Camino señaló que «la Iglesia alerta ante la gravedad del aborto determinando la excomunión para todos aquéllos que colaboren como cómplices necesarios en su realización efectiva».
Además, pidió apoyo personal, económico y social a la mujer «que merece la maternidad como valiosísima aportación al bien común.
Por desgracia, las mujeres gestantes, abandonadas a su propia suerte o incluso presionadas para eliminar a su hijo, acuden al aborto como autoras y víctimas a la vez de esta violencia».