La tecnología, ¿beneficio individual o social?

La ética ante Las nuevas tecnologías. La aplicación de los nuevos adelantos en medicina no sólo debe responder a criterios científicos, de eficacia y eficiencia, sino también éticos y sociales, y tender a integrar a grupos desfavorecidos, como los discapacitados.
Gonzalo de Santiago 23/10/2008
Otro de los problemas éticos que afectan a los tratamientos y medicamentos novedosos es que la información que se da al paciente es muchas veces confusa y que en ocasiones la presión mediática y social hace que determinadas tecnologías o tratamientos se apliquen antes de su validación.

¿Hacia qué espectros sociales deben orientarse las nuevas tecnologías? ¿Es justo beneficiar a pacientes individuales en vez de orientar la acción hacia grupos sociales marginados por su condición física? En la evaluación de las tecnologías sanitarias se utilizan criterios de eficacia, seguridad, efectividad, eficiencia, accesibilidad y equidad para realizar informes técnicos que sean de utilidad en la toma de decisiones del sistema sanitario basándose en la evidencia científica disponible. A estos aspectos hay que añadir los principios de la ética en la evaluación de las tecnologías sanitarias.

Así lo cree el director de la División Ética de la Ciencia y Tecnología de la Unesco, Henk Ten Have, que incide en la necesidad de valorar el aspecto social de las nuevas tecnologías y a qué espectros de personas se dirigen. En su opinión, «en primer lugar se deben proveer aquellas tecnologías que permitan a los discapacitados participar en la sociedad en igualdad de condiciones; en segundo lugar, las que se dirijan a individuos que se encuentren fuera de la vida social, y por último las que promuevan la calidad de vida general». Para ilustrar esta idea comparó, en unas jornadas organizadas por la Agencia Laín Entralgo sobre ética, las tecnologías aplicadas a la reproducción asistida y las que permitirían aumentar la calidad de vida de los ancianos. «Aplicando sólo el criterio coste-beneficio, seguro que las primeras ahorran más dinero, pero si aplicamos factores sociales las prioridades pueden ser otras». El bioético analizó el derecho del paciente al acceso a una nueva tecnología sanitaria pendiente de evaluación o no e incluida en las prestaciones asistenciales del Sistema Nacional de Salud.

Pruebas necesarias
En ocasiones, determinados pacientes se someten a una operación con una nueva tecnología sin saber si ésta es segura. En opinión de Ten Have, «no es ético incluir servicios que no se han probado. Antes de suministrar una nueva tecnología hay que asegurarse de que es segura y efectiva». El especialista señaló, no obstante, que todos los países europeos tienen regulado el acceso equitativo a las nuevas tecnologías, sin importar su capacidad económica.

El problema es que en ocasiones no da tiempo a que se hagan las pruebas necesarias. Según Julio Mayol, coordinador de las Unidades de Oncología Quirúrgica y de Coloproctología en el Servicio de Cirugía I del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, se puede pervertir el ciclo habitual por la demanda de la sociedad y por la presión mediática. «En el caso de los fármacos está muy regulado, pero en cirugía no tanto, por lo que ciertas innovaciones pueden anunciarse antes en los medios de comunicación y se puede pedir una nueva tecnología antes de su validación». Por eso, deben existir guías y protocolos para estos casos, «de manera que si se produce esa perversión de la evaluación y más yatrogenia de la aceptable se pueda retirar esa tecnología».

Otro de los problemas éticos es cómo llega la información al paciente y de qué manera se puede sesgar para que acepte lo que conviene. «Ese es el problema ético importante: si no hay un marco regulador para ese tipo de innovación hay que confiar en la relación médico-paciente y existen muchas presiones para implantar una determinada tecnología», afirma Mayol.

Elena Andradas, directora del Área de Investigación y Estudios Sanitarios de la Agencia Laín Entralgo, señaló que en España existe un marco de regulación que garantiza la seguridad del paciente y, sobre todo, «en lo que respecta a los fármacos si algo no es seguro no se va a incorporar, si bien tenemos que hacer un esfuerzo para abordar los aspectos éticos en las nuevas tecnologías». De todas, formas, la especialista afirma que la premisa para aplicar una nueva tecnología es la seguridad del paciente.


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