«En los países desarrollados, la prevalencia de la depresión y de la ansiedad es dos veces mayor en las mujeres entre la pubertad y la menopausia, que en los hombres. Por otro lado, los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son 9 veces más comunes en mujeres, según ha explicado Donna Stewart, presidenta de la Asociación Internacional para la Salud de la Mujer de la Asociación Mundial de Psiquiatría, que ha impartido la conferencia La Salud Mental de la Mujer en el Mundo, que se celebro ayer en el Colegio Oficial de Médicos de Madrid, con la colaboración de Wyeth.
Sin embargo, la prevalencia global de las enfermedades mentales es igual en hombres y en mujeres. El quid de la cuestión radica en que cada sexo enferma de diferente manera y con más frecuencia en determinadas patologías. En hombres son más prevalentes los trastornos de personalidad y las conductas adictivas o violentas.
Tanto en los países desarrollados como en vías de desarrollo, las desigualdades sociales, la pobreza, la discriminación y la violencia doméstica son factores sociales y culturales que afectan más a las mujeres y, por tanto, a su salud mental.
Según Steward, las causas de los desórdenes mentales son una combinación de factores genéticos, del entorno, y de la influencia de factores sociales. «Puesto que no podemos cambiar los genes de las personas, es necesario cambiar los aspectos culturales.
Así, debe permitirse a las mujeres que desarrollen su potencial, así como luchar de manera institucional por mejorar sus condiciones sociales, y conseguir erradicar la violencia. En este sentido, establecer leyes más restrictivas podría ayudar a reducirla». Además, es necesario aumentar la investigación sobre los trastornos psiquiátricos en la mujer.
Perspectiva de género
La violencia doméstica está a la orden del día y los psiquiatras deben valorar si el problema se presenta en consulta. «Muchos profesionales no preguntan a sus pacientes si han sido víctimas de violencia. Es necesario que lo hagan, y que se interesen por su seguridad, le informen de los recursos a los que puede optar, y le enseñen que nadie merece ese trato».
Asimismo, «los médicos de primaria son los que pueden detectar estas situaciones de manera precoz», y poner los medios para mejorar la salud de la mujer. En otros países, especialmente en los árabes, en China y en la India, se presentan otros problemas de discriminación, que se agravan por el escaso acceso a la educación y a mejorar socialmente.
Juliana Fariña, presidenta en funciones del Colegio de Médicos de Madrid, afirmó que el mundo médico debe tener un reconocimiento por la medicina de la mujer, como una vía para mejorar la convivencia. Dolores Crespo, coordinadora de la Oficina Regional de Salud Mental de la Comunidad de Madrid, apuntó que la sociedad actual establece nuevas exigencias que deben ser atendidas en función del sexo.
Así, «el plan estratégico de salud mental debe abordarse desde una perspectiva de género, que abarque desde la docencia de los profesionales hasta la investigación». Según Crespo, es necesario concienciar a los profesionales para atender a los pacientes en función del sexo, para lo que puede ser útil la formación continuada».
En este sentido, Juan José López Ibor, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental, del Hospital Clínico, de Madrid, afirmó que la patogénia, la patoplastia y la respuesta al tratamiento en hombres y mujeres, es diferente, por lo que a la hora de abordar la salud mental hay que tener presentes esos factores en ambos sexos.