La ciencia va al colegio

 

POR M. ASENJO. MADRID

Las competencias científicas brillan por su ausencia entre los estudiantes españoles de Secundaria, según ha puesto de relieve el último informe Pisa. Es la demostración de que acercar la ciencia a los escolares desde edades tempranas constituye la asignatura pendiente del sistema educativo.

Sin embargo, hay lugar para la esperanza, ya que se están poniendo los cimientos para aprobar esa asignatura y, además, despertar vocaciones hacia la investigación. En efecto, la ciencia comienza a abrirse paso en las aulas entre el entusiasmo de los alumnos, que «han hecho piña» con los científicos y profesores que participan en el programa «El CSIC en la escuela».

Este curso son ya 350 los colegios de Andalucía, Asturias, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Madrid, Murcia y Navarra integrados en el programa. Se trata de una iniciativa promovida por la Fundación BBVA y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) con la finalidad de fomentar la enseñanza de la ciencia en niños de edades comprendidas entre 3 y 12 años. El éxito del plan avala su extensión al resto de las comunidades autónomas.

El programa se ha diseñado para que los alumnos aprendan, aprovechando su curiosidad natural y mediante la observación y la experimentación, sobre fenómenos cotidianos como el magnetismo, la luz u otros fenómenos.

Exposición pública

Previamente, los profesores asisten a sesiones científicas con investigadores en las que se desarrollan métodos aplicables a sus escolares. Después, trasladan al aula, de forma práctica, sus conocimientos y, una vez realizados, los trabajos navegan por la red a través de la página del plan.

Las primeras promociones del programa ya se han introducido en el apasionante mundo de la ciencia. Y no sólo eso, sino que también han presentado en sociedad sus trabajos.

Alumnos de los colegios Fontarrón, Rosalía de Casto y Jorge Guillén, enfundados algunos de ellos en batas blancas, «como los científicos de verdad», han protagonizado una jornada llena de emociones para presentar sus descubrimientos. Han sido capaces de explicar a un amplio y selecto auditorio los pasos de sus «descubrimientos», mostrar el material empleado y, sobre todo, ilusionarse. Se muestran muy seguros aunque ligeramente nerviosos.

Los estudiantes del colegio Fontarrón han investigado sobre el movimiento browniano de una mota de polen sobre el agua. Los del Rosalía de Castro han buscado los secretos de la óptica. Finalmente, los estudiantes del Jorge Guillén presentaron descubrimientos relacionados con el magnetismo. En realidad, y como sostiene la coordinadora del programa, María José Gómez, «las preguntas de los niños coinciden con las de los grandes científicos».

Los profesores llevan su experiencia a la sesión y en un animado debate analizan el proceso. Es un empeño que a todos beneficia. «Los investigadores facilitan a los profesores conocimientos y métodos científicos, de los que sacan el máximo provecho en favor de los alumnos, los chicos aprenden de forma divertida y se sienten protagonistas de algo que para ellos era insólito. Y el CSIC emprende una nueva experiencia y crea nuevo métodos de trabajo», dice María José Gómez.

Fuente: ABC


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