Además, se prohibirán las corbatas, los relojes de correa, los bolígrafos y las tijeras que se suelen llevar en los bolsillos, con la misma intención. Pero este cambio tiene otra lectura, ya que, según informa Bioethics, algunos piensan que la bata blanca crea una especie de barrera entre el médico y el paciente que impide la comunicación y la información en común, y que crea dificultad para generar confianza.
Esta tesis sostiene que quizás un look más casual y más acorde con el siglo XXI y con lo que los pacientes esperan favorezca esta relación. La bata blanca fue introducida en el Reino Unido como un intento de la época victoriana por controlar las infecciones en los hospitales, pero es un hábito que ha ido muriendo poco a poco en los hospitales británicos y los médicos han optado por una manera menos formal de vestimenta.
La secretaria de Salud escocesa, Nicola Sturgeon, ha explicado el propósito de la medida: «Sabemos cuan importante es la confianza en la salud pública. No deberíamos descuidar el papel que un uniforme puede jugar en establecer esa confianza con el paciente. El nuevo código de vestimenta minimiza el riesgo de infección y de contaminación, además de aumentar la confianza del paciente».
Esta prohibición va más allá de la ordenada en Inglaterra, en donde se ha aconsejado que no se lleve la bata. El nuevo código escocés también prohíbe que el personal sanitario abandone el trabajo con sus uniformes para evitar la contaminación, salvo si la salida forma parte de trabajo en la comunidad o de una emergencia.
Las autoridades sanitarias escocesas han anunciado que se proporcionarán nuevos uniformes el próximo año a todo el personal sanitario, excepto los médicos. A enfermeras, fisioterapeutas y matronas se les permitirá escoger un vestido de manga corta o blusa en cuatro tonos de azul. Los gestores deben aún decidir si los facultativos tienen que alcanzar un acuerdo sobre la vestimenta que deben llevar en las salas del hospital.
Los médicos han estado divididos; algunos dicen que las batas blancas son pesadas e innecesarias y que crean un falso sentido de superioridad. Otros argumentan que la verdadera cuestión reside en mantenerlas limpias y que los recortes presupuestarios en lavandería son el verdadero problema, no las batas en sí mismas.
«Soy partidaria de la jerarquía entre el médico y el paciente»
María Dolores Vila-Coro, directora de la Cátedra de Bioética y Biojurídica de la Unesco, es partidaria de la relación de jerarquía entre el médico y el paciente. Por ello, cree que no es una buena idea eliminar la bata blanca. La bioética considera que la bata es un signo de identificación del facultativo y una manera de diferenciar los puestos y las funciones. De todas formas, Vila-Coro señala que existen aspectos más importantes en los que centrar la reflexión en estos momentos como el aborto, la eutanasia o la investigación con embriones humanos.
«No se puede justificar su supresión en la comunicación»
Jacinto Bátiz, jefe de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital San Juan de Dios de Santurce (Vizcaya), cree que se puede justificar la supresión de la bata por cuestiones de higiene y salud, pero no por significar un problema de comunicación. «Lo importante son las habilidades del profesional para comunicarse y relacionarse con el paciente, no la vestimenta que utilice». Bátiz pone el ejemplo de las visitas a domicilio, en las que los profesionales no llevan bata y donde la comunicación con el enfermo es adecuada. «Sí se debe exigir uniformidad e higiene personal».