El Parlamento alemán debate prohibir la cirugía estética a los menores de edad

RAMIRO VILLAPADIERNA
CORRESPONSAL (24-4-2008)
BERLÍN. Sacar pecho para aprobar era antes; ahora es después. En lo que puede parecer un creciente intercambio de favores entre padres sin tiempo, pero con mala conciencia, e hijos que heredan un mundo hipervisualizado para el que la naturaleza no los dotó, el Parlamento alemán ha decidido meter mano en el asunto. Pedir a los padres que enmienden la creación ha venido sustituyendo al viaje o la pluma parker como fin de estudio, y las cifras muestran que en Alemania un 10% de las operaciones de estética son a menores de edad.
La tendencia es creciente, los padres se sienten desbordados, la sociedad alemana se pregunta sobre sus ideales y los políticos creen ver un caso de salud pública desvirtuada y hasta un fraude ideológico al consumidor. Pero una prohibición resulta controvertida para la portavoz democristiana de sanidad, Annette Widmann-Mauz: «La ley no debe invadir permanentemente el espacio de los padres sino subrayar el gran riesgo».
Senos nuevos por selectividad
Una enmienda del partido Socialdemócrata y el Democristiano, respaldada por la Asociación de Pediatría, ponía ayer el ojo del Bundestag sobre la silicona: «Unos senos nuevos por selectividad no son ya la excepción», dice el texto, a debate en comisión de expertos y que tardará meses en llegar al pleno. «Las operaciones son arriesgadas, pero son cada vez más deseadas» y su número se ha disparado entre adolescentes. La vicepresidenta del Colegio de Médicos, Cornelia Goesmann, corresponsabiliza del «masivo fenómeno» a una «insoportable fiebre mediática en torno al culto a la belleza», y habla de «reforzar de otro modo la autoestima juvenil».
La portavoz de los pediatras, Uli Fegeler, llama a resistir «estilos de vida condicionados, la moda no puede ser el solo motor de la juventud». Pero una sociedad mediatizada por «castings» y «reality-shows» no es el mejor modo de criar campeones de ajedrez. Los padres son frecuentemente el modelo a explicar, tanto que un cirujano de Florida triunfa con el bestseller para niños «My Beautiful Mommy», que ayuda a las madres a explicar a sus hijos por qué se operan y se hacen lo que se hacen. No será inane el que las mujeres de los últimos 50 años jugasen con una «barbie», pero cada vez más chicos piden cambiar su aspecto.
Perspectivas «infladas»
Del disimulo inicial, la silicona pasó en los años 90 a estar perfectamente vista, pero hoy se sabe que una de cada cinco operaciones no sale bien, las más de las veces por cicatrices. Las perspectivas suelen ser infladas, hay fallos y personal no preparado.
En EE.UU. se han realizado el pasado año 350.000 aumentos de pecho y 143.000 liposucciones, país al que siguen los españoles en número de intervenciones estéticas. La inhibición decrece y, en Alemania, las operaciones han pasado, en dos años, de 400.000 a más de un millón, de las que más de 100.000 son a menores y, un 80%, mujeres. Según la universidad de Greifswald, 12 millones de alemanes querrían ponerse bajo el bisturí, la mayoría -200.000 cada año- para quitarse arrugas, seguido de liposucción, ojos y pecho.
Para el presidente de la asociación de cirujanos estético-plásticos, Christian Gabka, «el problema de los jóvenes está siendo exagerado», y argumenta que «la mayoría tratan de corregirse las orejas». La de pediatras disiente y denuncia la creciente demanda como expresión de un «ideal desfigurado, pero mediáticamente martilleado». Su presidente, Wolfram Hartmann, opina «que una intervención en un cuerpo sano simplemente no ha de tener lugar… Las consecuencias son imprevisibles», y nunca deberían hacerse antes de concluir el crecimiento.
Coincidentemente, ayer, su Asociación Pediátrica solicitaba en el «Frankfurter Rundschau» la posible prohibición también de tatuajes y piercings entre menores, denunciando que un 20% de los casos conducirían a complicaciones. Sería «inaceptable» que una de cada dos chicas, y uno de cada cuatro chicos, «pongan en juego su salud por un golpe de humor o la presión de grupo. La necesidad adolescente de ser otra persona puede canalizarse de modo menos dañino».
«Un medio para triunfar»
Según la asociación, uno de cada cinco niños entre 9 y 14 años se operaría y considera ya el bisturí como «un medio adecuado para el triunfo» en la vida. La Sociedad alemana de Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética no se dice en contra de adoptar una prohibición, pero recomienda a los legisladores y políticos «incluir los motivos psicológicos en la ya difícil definición de los motivos médicos y estéticos».

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