El médico de primaria es más prudente que el de hospital respecto al sobreesfuerzo terapéutico debido al enfoque biosocial y a su atención integral, según Rosa Díez, médico de familia. En caso de conflicto lo mejor es preguntar al Comité Asistencial de Etica (CAE) o a un compañero.
Santiago Rego. Santander – Miércoles, 29 de Abril de 2009 – Actualizado a las 00:00h.
El especialista hospitalario tiene que evitar no caer en el sobreesfuerzo terapéutico, pero el médico de primaria, que también atiende en el domicilio a pacientes que prefieren morir en su casa, está «bien preparado, y es muy sensato al decidir hasta cuándo hay que limitar el esfuerzo; incluso es más prudente que el facultativo de hospital, debido al enfoque biosocial y a la atención integral que tenemos los médicos de cabecera». Así lo ha señalado Rosa Díez Cagigal, médico de familia y responsable de Paliativos del Hospital Comarcal de Laredo, en la mesa redonda Nuevos debates, nuevas respuestas ante conflictos éticos, que se ha celebrado en el V Congreso Regional de Semergen Cantabria. A su juicio, en caso de conflicto ético no hay nada mejor que preguntar a los compañeros.
- El enfoque biosocial e integral del médico de familia lo convierte en «altamente capacitado para saber frenar los tratamientos que ya no van a dar resultado»
Díez Cagigal que es además coordinadora del Grupo Estatal de Trabajo de Cuidados Paliativos de Semergen, ha manifestado que ese enfoque biosocial e integral hacen del facultativo de familia un profesional «altamente capacitado para saber frenar los tratamientos cuando ya no van a dar resultado alguno. El problema muchas veces está en el hospital, donde se siguen pidiendo pruebas innecesarias para pacientes en situación de clara agonía».
Según José Francisco Díaz Ruiz, médico de familia de la Consejería de Sanidad de Cantabria y coordinador del Grupo Estatal de Trabajo de Bioética de Semergen, la decisión de cuándo no hay que caer en el sobreesfuerzo terapéutico «la tenemos clara todos los médicos, pero no es fácil de tomar a pesar de que en este campo la formación se ha incrementado. En los pacientes con voluntades previas o testamento vital firmado el trabajo del médico es más sencillo, porque el facultativo ya sabe qué es lo que en vida pensaba el paciente en esta materia».
Testamento vital
Díaz Ruiz ha indicado que este documento «ayuda al profesional y a la familia. Quizás falte una implicación mayor del médico de familia, que pasaría porque el profesional conozca que las voluntades previas son un derecho del paciente e informe adecuadamente de ello».
Otro de los ponentes de la mesa fue Antonio Otero Rodríguez, director del Instituto de Bioética y Humanidades de la Fundación Semergen, para quien, en general, lo habitual es que el médico tome decisiones de acuerdo con la familia si el paciente no las puede adoptar. «En la mayor parte de los casos se hace de manera correcta y natural, porque la formación cada vez es mejor e impera el sentido común, ya que ningún médico se encarniza de manera consciente».
Pablo Corral, presidente del Colegio de Médicos de Cantabria y médico de familia, ha subrayado que muchas veces «carecen de sentido acciones terapéuticas en pacientes terminales a los que no van a aportar satisfacción o alivio. Nadie, de manera deliberada, se encarniza con un paciente, pero en ocasiones puede que el desconocimiento nos lleve a caer en un sobreesfuerzo terapéutico sin sentido alguno».
Todos los ponentes han coincidido en que en situaciones de duda o conflicto ético hay que recurrir a los comités asistenciales de ética, y si se trata de un asunto de extrema urgencia lo ideal es «consultar al compañero o compañeros más próximos, sobre todo en un asunto tan delicado como las sedaciones», según Díez Cagigal.
http://www.diariomedico.com/2009/04/29/area-profesional/normativa/medico-prudente-respecto-sobreesfuerzo-terapeutico