El centenario de Pedro Laín Entralgo

José Lázaro

Profesor de Humanidades Médicas. Universidad Autónoma de Madrid

03 Octubre 2008

La medicina y la filosofía española rememoran a una figura intelectual que sigue siendo en muchos sentidos excepcional La crónica de los actos de conmemoración de este centenario es necesaria, pero no suficiente. Importa más el sentido de toda esta constelación de actividades.

Referentes bibliográficos 
Escritos sobre Cajal 
Este libro recoge por primera vez de forma conjunta los diversos trabajos que dedicó Laín al estudio de Ramón y Cajal. Desde el inicio de su actividad como historiador de la medicina en los años cuarenta del siglo pasado, hasta el final de la misma a las puertas del siglo XXI, no dejó de avanzar y profundizar en el ánalisis de su figura y obra: su trayectoria biográfica, la relevancia histórica de sus descubrimientos sobre el sistema nervioso, su concepción acerca de la ciencia, su exaltación del trabajo como servicio a la comunidad…
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En este año 2008 se está conmemorando el primer centenario de Pedro Laín Entralgo, nacido en Urrea de Gaén (Teruel) el 15 de febrero de 1908. Y fue precisamente en su pueblo natal donde empezó la serie de actos conmemorativos de la efeméride. Allí, el pasado 16 de febrero, se celebró un homenaje popular en el que se volcaron los centenares de entusiastas habitantes del pueblo. El Arzobispo de Zaragoza no pudo oficiar la misa conmemorativa, como estaba anunciado, pero le sustituyó el párroco de la localidad, que sorprendió a sus feligreses con la lectura de una profunda homilía sobre el espíritu de concordia y comprensión característico de la obra de Laín. La inauguración del memorial levantado para la ocasión en la plaza de la Iglesia fue acompañada por bailes regionales y jotas especialmente compuestas en honor del ilustre paisano. Se presentó el “V Boletín Lainiano”, se inauguró una exposición conmemorativa y, tras las solemnes palabras de las autoridades, se pronunció también una conferencia académica. Asistieron a todos los actos los hijos, yerna, nieta y biznieta del homenajeado.

La primera publicación (entre otras que se están preparando) apareció también a principios de año: se trata de los Escritos sobre Cajal del propio Laín Entralgo en edición preparada y comentada por el doctor José Luis Puerta1. El volumen recoge por primera vez, de forma cronológica y sistemática, una amplia selección de los escritos que el mejor historiador español de la medicina dedicó al más ilustre de sus investigadores científicos. Tras una minuciosa revisión de los múltiples trabajos que Laín dedicó a Cajal a lo largo de medio siglo, Puerta recopila en la obra los diez más relevantes. Su lectura continuada ofrece una radiografía de las constantes que Laín detecta una y otra vez en la obra de Cajal, pero también de los diversos aspectos y las nuevas perspectivas que va descubriendo progresivamente a lo largo de tantos años de fidelidad al tema.

Desde la elaboración del primero de estos trabajos (La obra de Cajal, 1946) hasta la de los últimos (Inagotable Cajal y El legado cultural de España al siglo XXI: Santiago Ramón y Cajal, 1992), Laín no dejó de dar vueltas a la vida, a la personalidad y a la obra del descubridor de la sinapsis. Y aunque estos textos no fueron pensados por su autor para formar un libro (lo que hace que entre ellos se encuentren, como es inevitable, no pocas repeticiones), su compilación en este formato ofrece a los estudiosos un excelente instrumento para analizar el desarrollo sistemático del análisis que Laín fue elaborando paso a paso de la figura de Cajal. La inclusión en sendos apéndices de dos cartas cruzadas entre Unamuno y Cajal y de una relación cronológica de los múltiples textos que publicó Laín sobre el tema (con indicación de las diversas ediciones localizadas de algunos de ellos) son una aportación más de este libro.

La aventura intelectual de Laín Entralgo

A lo largo de febrero y marzo, Diego Gracia impartió en Madrid un ciclo de seis conferencias organizado por el Colegio Libre de Eméritos bajo el título “Voluntad de comprensión: la aventura intelectual de Pedro Laín Entralgo”. Ante un público que crecía cada semana según se iba difundiendo la noticia, Gracia expuso una amplia síntesis de la obra en que ha estado trabajando desde el año 2001: una extensa, profunda y concienzuda biografía intelectual de su maestro. Gracia partió de la diferencia conceptual entre historia (el estudio de las estructuras objetivas de carácter supraindividual que imponen a los seres humanos concretos su propia dinámica, llámese ésta “usos”, “costumbres” o “generaciones”) y biografía (entendida, en el mejor de los casos, como el intento de comprender a una persona “desde dentro”, es decir, desde el análisis de su destino personal –su vocación– y del grado en que consigue ser fiel a sí misma a lo largo de su trayectoria vital, es decir, del grado de sinceridad y honestidad íntima en relación al auténtico proyecto existencial propio)2.

La tesis de Gracia es que Laín Entralgo, a través de los avatares en que lo situaron sus circunstancias históricas, logró mantenerse fiel a sí mismo con una gran coherencia. Para demostrar tal tesis, Gracia analizó a fondo las sucesivas etapas de la formación de Laín, la asimilación juvenil de sus grandes maestros filosóficos, los alemanes (Dilthey, Scheler, Heidegger) y los españoles (Unamuno, D’Ors, Ortega, Zubiri). De ellos obtuvo Laín un sólido sistema de valores personales y espirituales que le sirvieron de orientación a lo largo de toda su vida intelectual y política. El análisis sistemático de las raíces, la estructura y la evolución de ese sistema personal de valores es el núcleo de la interpretación que realiza Gracia de la evolución intelectual, personal y sociopolítica de Laín.

Prescindiendo de todos los tópicos y banalidades que suelen leerse sobre el tema, Gracia revisa directamente los textos originales e ilumina la forma en que la teoría de los valores elaborada por filósofos como Scheler encuentra una aplicación política en los planteamientos de José Antonio Primo de Rivera, que seducen a Laín y le empujan a un proyecto de “asunción unitaria” de las diversidades y conflictos sociales españoles (1936-1946). Esta etapa lainiana (tan mal entendida hasta ahora) será seguida por otra de “pluralismo por representación” (1946-1956) que a su vez dará paso a una fase de “pluralismo auténtico”.

El ser humano como sujeto de creencias, de esperanza y amor

Desde 1956, definitivamente abandonados los ideales falangistas, Laín reafirma su vocación teórica (mucho más profunda que la política) y retoma su proyecto juvenil de elaborar una Antropología Filosófica. Desde entonces hasta el final de sus días irá desarrollando la idea del ser humano como sujeto de creencias, de esperanza y de amor. Tras una transición intelectual en los años setenta (motivada por las críticas de “idealismo” y “culturalismo” que recibió en los sesenta y coincidente en el tiempo con la transición política española), reafirma en los años ochenta las valores positivos del socialismo no marxista (que ya formaban parte de la ideología falangista de sus primeros años) y dedica las dos últimas décadas de su vida a la elaboración de una antropología de base zubiriana que llama “dinamicismo estructurista”.

No es posible dar idea con un resumen esquemático de la minuciosidad y el alcance de la radiografía intelectual que Gracia está realizando a partir de la obra de Laín. Pero no sólo sobre ella, pues la aventura intelectual de Pedro Laín Entralgo (nunca antes estudiada de forma comparable) es en buena medida la historia intelectual de la llamada “Generación de la Guerra Civil”, con todos sus logros y sus fallos, sus esperanzas y sus frustraciones, sus intenciones y sus realidades. Cuando Gracia concluya y publique su anunciado libro será el momento de entrar realmente en un tema que, hasta ahora, ha sido objeto de muchas descalificaciones tópicas y de pocos análisis serenos.

El 15 de abril se celebró en San Sebastián otro acto conmemorativo: una jornada académica organizada por el profesor José María Urkia. En ella se revisaron (por parte del propio Urkia y del doctor Gorrotxategi) las relaciones entre la figura de Laín y la de varios autores vascos (Zubiri, Zaragüeta y Martín- Santos). Se expusieron las aportaciones de Laín a la historia de la ciencia, de las humanidades, de la medicina y de la filosofía (con intervenciones de los profesores Puerto Sarmiento, Lázaro, Montiel, Peset, Riera y Conill, así como una aportación póstuma del doctor Echenique). Pero la parte más original y cálida de la densa jornada la protagonizaron los amigos personales y discípulos directos de Laín que fueron desplegando sus recuerdos: el oftalmólogo donostiarrra José Luis Munoa, los historiadores de la medicina Juan Antonio Paniagua, Gloria García del Carrizo y Luis S. Granjel (que envió un texto escrito), así como la propia hija del homenajeado, la profesora Milagro Laín.

Humanismo, Ciencia y Filosofía

Una semana más tarde, entre el 21 y el 25 de abril, se celebró en la Universidad Complutense de Madrid un Congreso Internacional titulado “Humanismo, Ciencia y Filosofía. Pedro Laín Entralgo”. Fue organizado por las Facultades de Filosofía y Medicina (con la colaboración de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales). Esta coorganización por dos Facultades de la Universidad en la que Laín profesó toda su vida (y de la que fue Rector, más por sentido de la obligación que por vocación gestora) no fue casualidad, pues, como indicaba ya la convocatoria, pretendía ser “un homenaje conjunto que, aparte de sumar esfuerzos, sea exponente de dos de sus más constantes intereses de investigación”. Un planteamiento muy adecuado para un autor que dedicó toda su vida académica a cultivar los fundamentos históricofilosóficos de la práctica médica.

El congreso se inauguró con una conferencia de Carlos Seco Serrano en la Residencia de Estudiantes (“La herencia cultural de Pedro Laín”) y se extendió a cuatro intensas jornadas en las que, de diez de la mañana a ocho de la tarde, se fueron revisando y discutiendo los más diversos aspectos de la obra de Laín. Dos docenas de especialistas, nacionales y extranjeros, revisaron su trayectoria como humanista (sus maestros, su ética, sus concepciones de las creencias, la esperanza, la trascendencia y el amor), como intérprete de la cultura española (desde sus estudios sobre ella y sobre la propia idea de España hasta su interés por Hispanoamérica), como historiador de las ciencias médicas (la historia de la medicina en primer lugar, pero también las humanidades médicas en general y algunos temas específicos como la relación médico-enfermo o la obra de Cajal) y como pensador filosófico (teoría del cuerpo y de la mente, teoría de la alteridad y la amistad, relaciones entre su pensamiento y el de autores como Aristóteles y Ricoeur). Todo un variado programa que refleja las múltiples cuestiones de las que se ocupó la propia obra de Laín y de las que hoy siguen ocupándose sus estudiosos (tanto de lo que él hizo como de lo que se puede y debe seguir haciendo actualmente sobre los mismos temas).

El sentido de toda esta constelación de actividades

No serán estos los únicos actos de conmemoración del centenario lainiano, pues ya se anuncia alguno más. Y tras todos ellos llegarán, con la lógica demora, las correspondientes publicaciones. Su crónica es necesaria, pero no es suficiente. Importa más el sentido de toda esta constelación de actividades. Un sentido que puede expresarse a partir de la evocación de una anécdota ocurrida hace tres lustros. A principios de los años noventa, los editores de una ambiciosa Enciclopedia Iberoamericana de Psiquiatría en tres volúmenes (que se publicaría finalmente en 1995)3 elaboraron una lista de los médicos eminentes de España e Iberoamérica (más o menos relacionados con la psiquiatría) a los que les pensaban dedicar un breve artículo específico en la obra. Uno de los criterios para que aquella lista fuese finita era el de limitarse a autores fallecidos. Cuando se les señaló que Laín Entralgo, incluido en la relación, estaba en aquel momento felizmente vivo, respondieron que eran conscientes de ello, que se trataba de una excepción aislada, pero que consideraban que la importancia de la obra de Laín para la medicina de lengua española era de tal calibre que no querían dejarlo fuera ni aunque tuviesen que violar sus propias normas editoriales.

Han pasado desde entonces quince años, Laín ya no está entre nosotros, pero la respuesta de aquellos colegas hoy podemos entenderla como una explicación del interés con que la medicina y la filosofía española están, a lo largo de este año 2008, rememorando a una figura intelectual que, con o sin normas editoriales, sigue siendo en muchos sentidos excepcional.

Bibliografía 
1. Laín Entralgo, P. (2008): Escritos sobre Cajal, Madrid, Triacastela. [Edición de José Luis Puerta].
2. Gracia, D. (2008): “Laín Entralgo ‘desde dentro’”, Turia, n.º 85-86 (marzomayo), pp. 141-159. 
3. Vidal, G.; Alarcón, R. D. y Lolas Stepke, F. (ed.) (1995): Enciclopedia Iberoamericana de Psiquiatría, Buenos Aires, Editorial Panamericana, 3 vols.


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