«El enfermo es dueño de su enfermedad, y por tanto él es quien pone los límites»

Entrevista a Javier Lacueva, responsable del servicio de cuidados paliativos

Pocos años antes, ir al médico era ir a un señor cuya misión era curar las enfermedades aplicando sus mejores métodos. La esencia sigue siendo la misma, pues la medicina sigue pensada para curar, pero las formas han cambiado y mucho. El doctor ya no es un ser todopoderoso, cuya palabra es sagrada y sus decisiones inapelables. El paciente ha ganado protagonismo, el derecho de las personas se ha impuesto y ahora cada uno es libre de decidir qué pasa con su cuerpo. La ética ha llegado a la medicina.

-Tiempo atrás, hablar de medicina era hablar de curar enfermedades respetando el código médico. Ahora ya hablamos incluso de ética. ¿Qué ha cambiado?

_Entonces se ejercía una medicina muy paternalista, en la que parecía que el médico estaba por encima de todos y su decisión no admitía diálogo. Eso ha cambiado. Hoy debemos tener en cuenta la autonomía, los derechos y la libertad de la persona. Hemos pasado de una medicina paternalista a otra más próxima al enfermo. Él es quien decide.

-Ya no vale curar cueste lo que cueste.

_No, y aquí está la clave. Al principio la medicina era paliativa. Se avanzó hacia la medicina preventiva y hemos llegado a una medicina curativa, pero que tiene un peligro: la hemos asociado a tanta tecnología que la persona tiene un sentimiento de inmortalidad: Creemos que no podemos morirnos, y eso hace que no pensemos en la muerte. Entonces, cuando llega una enfermedad crónica, el paciente no está preparado y lo pasa muy mal. Afortundamente, hoy se curan muchas enfermedades, pero hay otras que no llegan a curarse. Entonces, a esos pacientes no los podemos curar, sino que tenemos que cuidarlos.

-Cuidar, no curar.

_En las facultades de medicina siempre nos han enseñado a prevenir y a curar. Nunca nos dijeron cómo cuidar a los enfermos en caso de no poderlos curar. Hemos tenido que formarnos con posterioridad, y ahora nos damos cuenta de la importancia de saber cuidar a los pacientes. Esto es un gran cambio en la medicina. La curativa es imprescindible, pero todos los profesionales debemos prepararnos para saber cuidar a nuestros pacientes.

-Pero el paciente, cuando acude a un médico, acude para que le cure, no para que le cuide.

_Indudablemente. La vida es un proceso de formación constante: cuanto más nos formamos y nos preparamos, más salidas tendremos ante situaciones de crisis. La vida es como salir a navegar en un barco: si sabemos que tenemos una avería, la intentaremos arreglar y seguiremos navegando. Pero si ni sabemos que tenemos esa avería, acabaremos hundiéndonos. Por eso es muy importante que sepamos que la vida es nacer, hacer un camino y llegar a un destino, y tenemos que prepararnos para ese destino. Y la medicina tiene que cuidar a estos pacientes que se preparan para este destino. Esta es la medicina paliativa.

-Hablemos de bioética. Definámosla, antes que nada.

_Un comité de bioética es un grupo interdisciplinar de diálogo y decisión. Un grupo de personas de diferente procedencia, con formación, preparados para dar respuesta a problemas de la práctica clínica diaria y que afectan a la calidad de vida de la persona. Aparece por la necesidad del personal sanitario de hallar soluciones a problemas difíciles. Mejor que estas soluciones no las tome una persona sola, pues el monólogo empobrece las decisiones, mientras que el diálogo las enriquece.

-¿El objetivo de este diálogo es establecer los límites de la medicina frente a los derechos del paciente?

_No sólo eso. Hay comités de ética asistencial, cuya función es respetar y garantizar los derechos de los pacientes, y darles respuesta a situaciones difíciles.

-Por ejemplo.

_La confidencialidad, los límites de un tratamiento médico… Porque la pregunta clave es: ¿Todo lo que se puede hacer para salvar una persona se puede hacer?

-Es la gran pregunta…

_Muchas veces tenemos a mano muchas posibilidades terapéuticas, pero debemos valorar riesgos y beneficios. La ética se basa en cuatro principios. Autonomía: cada uno gestiona su propia vida. Beneficencia: siempre hay que procurar el bien de la persona. No malaficencia: no harás el mal a la persona. Justicia: todos somos iguales en la práctica médica. Así, la bioética debate hasta dónde aplicar un tratamiento, cuando reanimar a un paciente o no hacerlo, cuando diagnosticar muerte cerebral, temas de reproducción o esterilización, de aborto… Situaciones todas límite y difíciles. Ahora bien, toda decisión de un comité de bioética es de asesoramiento, no vinculante.

-Hemos hablado mucho del derecho del paciente a decidir. Este derecho a decir qué tratamientos quiere y que no, está por encima de la «obligación» del médico de curarle?

_El paciente manda. La obligación del médico es ofertar un tratamiento.

-Ofertar tratamientos. Años atrás esta expresión ni existía.

_El paciente tiene derecho a ser informado, y la obligación del médico es informar claramente, tanto de la enfermedad como de los posibles tratamientos y sus efectos secundarios. Después, el enfermo da o no da el consentimiento a ese tratamiento, y puede interrumpir ese mismo tratamiento cuando quiera.

-El paciente decide, queda claro. Pero para un médico, que su paciente le interrumpa un tratamiento del cual está convencido, eso puede ser frustrante.

_Sí, pues tú buscas lo mejor para el paciente. La solución está en que el especialista argumente bien su decisión. Desde el diálogo, el compromiso, la información…De hecho, los casos en que se rechace de plano un tratamiento son contados. La clave está en no engañar nunca al paciente, y razonarle de forma verídica y sin falsas expectativas.

-Esta nueva filosofía médica necesita un cambio de chip en los especialistas. ¿Se ha hecho ya?

_Creo que sí. La sociedad ha cambiado, y la persona se informa con mucha más facilidad, y poco a poco hemos cambiado el chip sin darnos cuenta. Toda la sociedad ha cambiado el chip, los médicos también.

-Me está describiendo un médico que ya no tiene la verdad absoluta, cuyas decisiones ya no son inapelables. Un médico más humano, más cercano.

_Hemos pasado a un médico que actúa más de tú a tú con el paciente. Un médico es una persona formada para hacer el bien a los seres vulnerables. Esta responsabilidad nos ha hecho acercar a los pacientes. Antes había médicos que instauraban un tratamiento sin pedir opinión ni informar. Esto ya no existe, ni en los especialistas más veteranos. Hemos cambiado totalmente la mentalidad.

-Y ese es el camino para el futuro.

-No se puede ver de otra forma. Tratar de persona a persona, y cada día respetando al máximo más los derechos que tiene la persona.

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La gran mayoría de los hospitales de España están trabajando para introducir en sus centros comités de bioética. Es decir, grupos de personas formadas y con criterio capaces de reflexionar sobre los casos médicos más difíciles, aquellos que plantean cuestiones que un sólo médico no puede decidir. Diagnósticos complicados, tratamientos agresivos, decisiones de si mantener a un paciente intubado o no… Temas delicados en las que cuantos más ojos formados estén observando, mejor será la decisión.

La dirección del Hospital Mateu Orfila no se muestra ajena a este movimiento, y por ello ha impulsado la formación de un comité de bioética también en el centro menorquín. Un comité que aún está en gestación, pero cuya creación ha sido planteada ya al colectivo médico. Habrá que esperar al paso del tiempo para ver cómo acaba esta gestación, pero de entrada, el Mateu Orfila ha cogido el tren del progreso médico.

Llorenç Allès Camps

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